Emilio Jalil
W.A.S.P. siempre ha sido una especie de anomalía y una contradicción. Por un lado son quizá una de las bandas norteamericanas que tocan un estilo de Heavy Metal más puro y ortodoxo. Pero al mismo tiempo nunca se alinearon con ninguna “escena” en particular. Cuando la nomenclatura del género finalmente podía ser atribuida a esta camada de bandas que surgieron principalmente en el área de Los Ángeles, W.A.S.P. apareció en medio de un género que se caracterizaba por sus excesos sonoros, pero sobre todo, estéticos. Pero musicalmente, W.A.S.P. tenía muy poco que ver con las bandas con las que los querían encasillar, como Ratt y Dokken.
La imagen de los angelinos se asemejaba más al Heavy Metal underground europeo de Venom y al impacto teatral de bandas como KISS y Alice Cooper, que al Glam Rock andrógino de sus paisanos de Ratt o Motley Crue. Ahí es donde se empieza a gestar el dilema de la banda del mítico líder Blackie Lawless; W.A.S.P. siempre fue demasiado agresivo y sangriento para la escena del Glam californiano, pero no tan pesados y rápidos para apelar a la incipiente escena del Speed Metal, escenas que surgieron prácticamente a la par de W.A.S.P, quienes quedaron en la encrucijada entre los caminos de ambas escenas.
Es ahí donde radica el magnetismo de W.A.S.P., es una banda que desde su debut de 1984, sabían lo que querían; escribir canciones ruidosas pero también memorables, que se yuxtapusieran con la imagen casi barbárica de sus integrantes, que llevaron la estética de KISS a un extremo mucho más decadente y explícito.
Sangre, picos, botas, mujeres desnudas, sierras eléctricas, esqueletos y toda clase de insinuaciones sexuales permeaban las fotos y los conciertos de la banda, que rápidamente alzaron las cejas de los preocupados padres de familia, que estaban seguros que las siglas W.A.S.P. significaban “We Are Satanic People “ (Somos personas satánicas) o “We Are Sexual Perverts” (Somos pervertidos sexuales). Blackie Lawless, junto con sus compañeros Chris Holmes (guitarra), Tony Richards (bajo) y Randy Piper (batería), no negaban ni confirmaban los rumores, simplemente aprovechaban la confusión para hacerse de publicidad y darle ese aire de misterio a la banda.
El hecho es que la imagen y los excesos de W.A.S.P. no hubieran pasado de una nota en la revista CIRCUS si no fuera por las endiabladamente buenas canciones que escribían. Himnos como “I Wanna Be Somebody”, “Hellion” y “Sleeping in the Fire” tenían suficientes ganchos para mantener atentos a los rabiosos fans del Heavy Metal, que en esas épocas parecían expandirse como un incendio.
La banda sacó su segundo álbum The Last Command en 1985 y el tercero Inside The Electric Circus en 1986, ambos continuando la tradición de canciones más tóxicas y pegajosas que las enfermedades venéreas que seguramente rondaban los backstages donde se presentaba la banda.
Ya para 1989 quedaban solo Lawless y Holmes de la alineación original de la banda, pero eso no les impidió grabar la que para muchos es su obra maestra, The Headless Children. Con este disco W.A.S.P. continuó su tradición de escribir excelentes canciones de Heavy Metal, pero ahora en un contexto más serio y oscuro, lidiando con temas de abuso, violencia y muerte desde un punto de vista menos teatral y más visceral. Temas como “Thunderhead”, “Mean Man” y “Rebel in the FDG” siguen sonando explosivas y atemporales. El disco salió en una época en la que tanto el Glam como el Thrash vivían sus momentos más altos en popularidad, pero W.A.S.P. trazaba su propio camino, indiferente a las etiquetas.
Para el The Crimson Idol de 1992, quedaba solo Blackie Lawless. Para el disco utilizó músicos de sesión y se embarcó en un ambicioso proyecto que representaba una ópera rock semi-autobiográfica que también estaba muy inspirada en uno de los discos favoritos de Lawless: Tommy de la banda británica The Who. El disco costó tanto dinero y tardó tanto tiempo en grabarse, que para cuando salió, la escena del Metal había cambiado abruptamente y fue prácticamente ignorado por la prensa y los fans, dejando al cantante totalmente decepcionado, al estar seguro de que había grabado una obra maestra. Tal fue su desilusión que puso a la banda “En Pausa” en lo que decidía si valía o no la pena seguir adelante.
Fue así como grabó el disco Still Not Black Enough, disco que se suponía sería ya el primero de su proyecto solista, pero la disquera se negó a editarlo a menos que fuera bajo el nombre W.A.S.P. El disco tuvo pésima distribución y pasó de noche. La banda parecía estar en sus últimos momentos de existencia.
Pero en 1997 y para sorpresa de todos, Chris Holmes regresó a W.A.S.P con nueva alineación y juntos lanzaron K.F.D., un gran disco que demostró que la banda todavía tenía gasolina en el tanque.
Aunque esta reunión con Holmes duró solo tres discos, el hecho es que desde entonces Blackie Lawless, en las buenas y en las malas, ha mantenido el nombre W.A.S.P. lo suficientemente activo para tener ya 16 LPs. En este 2025 celebran que el año pasado se cumplieron 40 años del lanzamiento de su disco debut, por lo que en su actual gira están tocando el álbum en su totalidad además de otros éxitos.
No se pierdan a WASP en el marco del Titans of Metal Fest, este próximo 1ero de Marzo en el Parque Bicentenario de la CDMX.