Emilio Jalil
Me acuerdo en una entrevista por ahí del 2009, que Brann Dailor, baterista y miembro fundador de Mastodon, me decía que no quería escribir canciones como “Crusher Destroyer” (De su disco debut Remission, del 2002) toda la vida, pero que eso no significaba que no la quisiera TOCAR toda la vida. Ese es el balance perfecto para evolucionar como banda; no estancarse en un mismo sonido pero nunca olvidar nuestro origen.
Es así como la banda de Atlanta se ha convertido en una de las bandas más importantes de Metal Progresivo en la actualidad, sin sonar autoindulgentes o innecesariamente técnicos a la hora de componer. En más de 20 años de carrera, Mastodon ha pasado de ser una banda de Sludge con influencias de Noise Rock, Death Metal y Rock Clásico, a crear un sonido complejo, etéreo e introspectivo, que no por eso menos pesado, solo que ahora esa pesadez es más temática que sonora.
A través de 8 LPs de estudio, Dailor, junto con Troy Sanders en la voz y el bajo, Brent Hinds en la guitarra y voz y Bill Kelliher en la guitarra, se han posicionado como una de las pocas bandas de Metal en ser parte de una disquera transnacional en la actualidad, apelando tanto a los fans del Metal Underground como a los seguidores del Rock Progresivo.
Los shows de Mastodon han ido creciendo de la mano de su base de fans, siendo todo un despliegue de psicodelia, bestias mitológicas y metáforas cosmogónicas. El sonido de la banda puede ser igualmente revitalizante y aplastante, teniendo como catalizadoras las voces de Sanders, Hinds y Dailor, cada una con un carácter y tono distintivo, respondiendo a la necesidad emocional de cada canción.
Esto es Metal visceral para el fanático pensante y Rock Progresivo para el depredador que todos llevamos dentro, todo envuelto en un manto de galaxias lejanas y colmillos de mamut por igual.