Emilio Jalil
Algo ha de haber en las gélidas aguas de Finlandia. Sus bandas de Black Metal (que por cierto, son las más numerosas del mundo, en relación al número de habitantes) suelen tener un aire ultra perverso, similar al de sus vecinos de Noruega pero para nada igual, hay algo más…podrido.
Impaled Nazarene fueron pioneros de aquella segunda generación de Black Metal que surgió en el norte de Europa a principios de los 90, pero había algo que los separaba de sus contemporáneos; una rancia combinación de oscurantismo, sexo, alcohol, vómito, cabras, máscaras antigases, enervantes, hielo, cabras, cabras y más cabras.
Tal vez sea un espíritu más punk o el simple hecho de que parecen no tomarse tan en serio a sí mismos, pero la banda (actualmente conformada por el inconfundible Mikka Luttinen en la voz, Reima Kellokoski en la batería, Mika Arnkil en el bajo y el nuevo guitarrista Kim Lappalainen) tiene una aire único que va más allá de la típica estética sónica blackmetalera. De hecho, la banda dejó de utilizar maquillaje a mediados de los 90 justo por sentir que ya el look del Black Metal había perdido significado, de igual manera que marcaron distancia de sus similares nórdicos por no sentirse plenamente parte de esa escena.
Siempre controversiales y remando contracorriente, la banda ha pasado por toda clase de situaciones, desde ser demandados por Hare Krishnas y las tiendas de discos sacando de los estantes sus discos por ser “de mal gusto” hasta el suicidio de su guitarrista Teemu Raimoranta (al que Mikka Lutinnen le dedicó la canción “Suffer in Silence” de su disco All That You Fear del 2003). Pero de alguna manera han seguido existiendo, con muchos cambios de alineación, pero siempre comprometidos con el más vil y hediondo Black Punk, dedicándole igualmente canciones a Satanás que a Finlandia que por alguna razón, a las cabras.
No se pierdan a esta explosiva banda finlandesa, tan explosiva que no sabemos cuándo será la última oportunidad de verlos en vivo, y qué mejor que en el marco del MMF 2023.
