Doom City Fest 2024

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Emilio Jalil

Cuesta trabajo pensar en todo lo que ha pasado en el mundo desde la primera edición del Doom City.

En poco más de 4 años entre ambas ediciones, el mundo prácticamente se detuvo y así como si nada, volvió a girar. Muy lejano se ve aquel 22 de febrero del 2020, en dónde todo era felicidad y ahí estábamos en el Sangriento, siendo testigos de las ya míticas actuaciones de leyendas de la escena del Stoner/Doom/Sludge como lo son The Obssessed, Mantar, 16 y los belgas de Amenra, que sin duda brindaron una de las actuaciones más inolvidables de la noche. Nunca nos íbamos a imaginar que para muchos ese iba a ser el último festival que veríamos en más de dos años. Dos años de silencio que parecieron 10.
Pero henos aquí, en 2024, y para beneplácito de muchos regresa el festival que tan buen sabor de boca (aunque un poco seca, ehem) nos dejó.
El Doom City Fest de este año promete ser un evento aún más aplastante y devastador que el de hace 4 años. Solo hace falta darle una revisada a la alineación para darnos una idea de la pasadez y pesadez que nos espera.

Este año el festival contará con las actuaciones de bandas de varios países, obviamente incluyendo el talento nacional, con la participación de las bandas Desollado con su Stoner Doom, los también capitalinos Weedsnake con su Stoner Death ultra psicopesado, y el Black Doom de Reverence of Paroxysm. También contaremos con la presencia de los costarricenses de Age of The Wolf, que tocan una mezcla de Sludge con Post-Doom muy interesante.

Por primera vez en México se presentarán los ingleses de Abyssal, que traen una mezcla del más abrasivo Black/Death/Doom con pasajes interdimensionales que suenan al equivalente sónico a ser tragado por un hoyo negro, algo que seguramente acabará con cualquier vestigio de luz en nuestras almas. Abyssal es básicamente el proyecto solista de Gregg Cowell, quien canta y toca todos los instrumentos en el estudio, por lo que será interesante ver como traduce su obra con músicos en un escenario.

También podremos presenciar otro proyecto solista del más recalcitrante Black Sludge; El proyecto de Liam Neighbors mejor conocido como Mizmor. El nativo de Oregon ha sido muy prolífico en su propuesta sónica y ha sacado 7 LPs (aparte de varios EP’s y Splits) en sus 12 años de existencia. Mizmor es una de las propuestas más destructivas de la escena actual y oir a Neighbors en vivo será como ser todos bañados en ácido.

Ya totalmente instalados en la pachequez total del Stoner instrumental, nos visitan desde Polonia los psiconautas de Belzebong. La banda abraza el más ortodoxo Stoner Doom, pero le resta la a veces innecesaria voz, para dejar que las ondas sonoras nos transporten hacia mundos inexistentes de verdes plenilunios, donde los pedales de distorsión y el olor a epazote se funden en un laberinto de espesos matorrales cósmicos.

Desde Carolina del Norte llega Weedeater, uno de los principales exponentes del Stoner, que surgieron a mediados de los 90 justo cuando dicho género comenzó a ser cada vez más pesado y a generar más y más interés. Yo recuerdo haber leído en aquellas épocas sobre una banda cuyo bajista y cantante solía vomitar en casi todos los shows, que se convertían en una especie de bacanal cannábica en donde el Groove sureño se mezclaba con la pesadez del Doom; esa banda era Weedeater.

Finalmente regresa a México Eyehategod, que son básicamente los papás del Sludge como lo conocemos, una especie de hijos desobedientes de Black Flag (en la era del My War) y Black Sabbath. La banda de Nueva Orleans fue pionera de ese sonido ultralento pero con la estética sonora del punk que a la postre sería bautizado como Sludge, junto con bandas como Crowbar y Melvins. El grupo, lidereado por el guitarrista Jimmy Bower y el cantante Mike Williams, traerán su ruidoso nihilismo para romper tímpanos y voluntades por igual.

El Doom City Fest volverá a contar con el tipo de bandas cuyo peso específico es difícil describir en texto, bandas cuyo sonido en vivo es tan aplastantemente sobrecogedor que realmente tienes que estar ahí para vivirlo. No me puedo ni imaginar las masas purulentas en las que seremos convertidos los que acudamos al llamado de la distorsión y la densidad psicodélica, y amaremos cada segundo.