Emilio Jalil
Con motivo de la próxima visita de Conan a la Ciudad de México, dentro del marco de la tercera edición del Doom City Fest, me di a la tarea de reseñar su recién editado nuevo disco Violence Dimension, del que seguramente estaremos oyendo varios tracks en vivo el próximo 24 de mayo.
Conan es una banda que existe en una convergencia entre el más espeso y proverbialmente pesado Sludge / Doom y el más primigenio Heavy Metal, con todo lo que eso significa. Los británicos se adhieren más a la filosofía de la pesadez estética y sonora de bandas como High on Fire o Lair of the Minotaur que a la enervante psicodelia de grupos como Weedeater o Bongzilla, a quienes por cierto también hemos visto y veremos respectivamente en el Doom City.
En este, su sexto LP de estudio, los británicos dominan la energía milenaria de amplificadores tallados en piedra y pedales de distorsión forjados con magia negra. Desde la abridora “Foeman´s Flesh”, el trio (formado por el cantante y guitarrista Jon Davis, el bajista David Ryley y el relativamente nuevo baterista Johnny King) se separan del montón de bandas pachecas (principalmente gringas) con sus canciones de batallas épicas, monstruos legendarios y conjuros oscuros que abren portales a un mundo lleno de brebajes embrutecedores, ciclopes gigantes y las más brutales batallas entre clanes rivales.
Conan se mueve en un ritmo generalmente semi-lento y ultra macanudamente pesado, como en “Desolation Hexx” donde el sonido del bajo nos hace pensar en un mamut herido yendo a morir no sin antes pisar a la mayor cantidad de personas posibles.
“Total Bicep” es el tipo de canción donde Conan nos recuerda más a High on Fire, la voz de Davis se parece bastante a la de Matt Pike, y el súbito D-Beat mongoloide cerca de la marca de los 3 minutos, nos lleva a las épocas del Surrounded by Thieves, una obra monolítica del Sludge/Doom/Crust. “Total Bicep” engloba todas las caras de Conan en una canción.
En el track instrumental que da nombre al disco, el trio se mete a una alberca de chapopote incandescente y nos hunden lentamente en un riff eterno que nos remite a sus paisanos de Electric Wizard, con todas sus espirales sónicas llenas de densidad y tensión psicotrópica.
“Warpsword” es como un martillazo entre los ojos, un escupitajo Crust Punk de 45 segundos que sirve como un interludio que es suficiente para darle tracción y dinámica al disco.
Finalmente “Ocean of Boiling Skin” y “Vortexxion” nos regresan a la más espesa melaza cosmo-tóxica , con canciones de 10 y 12 minutos respectivamente. El último track del disco ya más que ser Sludge/Doom entra de lleno en el Drone Metal; un desolador paisaje sonoro donde lo único que queda son parvadas de buitres volando en círculos sobre los cuerpos de los guerreros desmembrados por el ataque de las ondas distorsionadas.
No perdamos la oportunidad de ver a Conan en vivo en el Sangriento el próximo 24 de mayo, donde seguramente quedaremos hechos unas piltrafas hediondas de carne fétida y pelos quemados.