Emilio Jalil
Para entender la innegable importancia de Atheist en la evolución del Death Metal, hay que pensar en lo siguiente: El disco Human de Death es considerado como un parteagüas en la historia del género. El gran despliegue técnico del disco, que tomó la pesadez del Death Metal y la mezcló con la finura técnica de músicos inspirados en el jazz, como lo eran el bajista Steve Digiorgio (Sadus), el baterista Sean Reinert y el guitarrista Paul Masdival (ambos de los legendarios Cynic), sirvió para darle un rostro nuevo al género, que para 1991 comenzaba a implotar por la gran cantidad de bandas que se copiaban unas a otras.
Bueno, el disco debut de Atheist, Piece of Time, salió un año antes que el Human, y mostraba el mismo o mayor despliegue de proezas técnicas sin sacrificar un gramo de brutalidad. El hecho es que Chuck Shuldiner se estaba volviendo cada vez mejor guitarrista y compositor y se dio cuenta de que lo que estaba haciendo Atheist le permitiría ampliar los alcances artísticos y técnicos dentro de un género que parecía estancarse. Pero la historia de Death es para muchos conocida, y lo que nos atañe hoy es una banda que quizá nunca haya recibido el reconocimiento que se merece, por haber creado todo un sub-género, el Tech-Death.
Aunque en aquellos nacientes años 90, el término Tech-Death no se solía usar, era muy obvio que la banda formada por el cantante y guitarrista Kelly Shaeffer estaba innovando con la incorporación de una técnica musical que podía rayar en el virtuosismo, pero muy apegada a los principios del jazz en términos de contrapunto y fluidez musical, atribuibles no solo a Shaeffer si no al extraordinario bajista Roger Patterson y al baterista Steve Flynn.
Piece of Time, pasó relativamente desapercibido cuando fue lanzado originalmente (aunque no por Chuck Shuldiner) , pero ya para cuando salió el Unquestionable Presence en 1991, la escena del Death Metal de Florida estaba en plena ebullición y el mundo estaba observando de cerca lo que este cuarteto estaba haciendo (redondeados por el también extraordinario guitarrista Rand Burkley y el bajista Tony Choy, tras la lamentable muerte de Patterson ese mismo año).
Estos dos discos de Jazz-Death salieron antes de que se editara el Human , lo cual no lo hace menos legendario, pero si nos pone en perspectiva la importancia y gran influencia que Atheist tuvo en la evolución de la escena, con la diferencia de que Death tuvo un gran éxito con sus discos subsecuentes y Atheist se desintegró después de su tercer disco Elements, editado en 1993.
Afortunadamente, Shaeffer y Flynn se reunieron por ahí del 2006 para tocar en algunos festivales y eventualmente grabaron un nuevo disco, Jupiter, lanzado en 2010, en el cual retomaron el camino del Jazz Death que habían abandonado 17 años antes.
Es así como llegamos al 2024, año en el que tendremos la suerte de tener nuevamente a Atheist en México, para poder escuchar esas canciones que básicamente le dieron un respiro de aire fresco a la fétida y putrefacta tumba del Death Metal cuando más lo necesitaba, hace casi 35 años. Así es que no se pierdan a Atheist este 13 de abril dentro del festival The Metal Fest de la CDMX.