Emilio Jalil
Olve Eikemo se ha vuelto una figura fundamental para entender la estética visual y sonora del Black Metal noruego. Como líder y fundador de los legendarios Immortal, Abbath se estableció como uno de los más importantes guitarristas de Black Metal en la historia, su capacidad de escribir y ejecutar congelados e indomables riffs lo ha colocado en el monte más alto de la cordillera guitarrística mundial.
A partir de su salida de Immortal en el 2015, Abbath ha dado rienda suelta a estilos e influencias que a veces no empataban con el estilo más restrictivo de la banda. Ya en el 2006 y siendo aún parte de Immortal, Olve nos había dado una probada de lo que podía hacer más allá de los confines de Immortal con su proyecto “I”, incorporando influencias de Heavy Metal Clásico como Scorpions, Accept y Judas Priest, a la maquinaria inclemente de Mötorhead y Venom, que han sido columna vertebral de las influencias de Abbath.
En los tres discos de estudio que ha editado ya con su proyecto homónimo, Abbath ha demostrado no solo que es fuente inagotable de dominantes riffs y electrizantes solos, si no que siempre fue él, el alma de Immortal.
Pero no nos confundamos, Olve podrá haber tenido sus problemas con sus propios demonios, pero a un personaje con su incondicional amor por el Metal no se le puede mantener derribado por demasiado tiempo. El claro ejemplo de esto es Dread Reaver, álbum del año pasado con el que regresó a callar bocas después de dejar de un lado las aguas locas y concentrarse en destruir montañas con sus afilados y abrasivos riffs.
La perseverancia y mordaz sentido del humor de Abbath son solo un lado de Olve, quien en el fondo sigue siendo el mismo que alguna vez definió su música como “Battle Metal”, guerrero eterno en una batalla donde los ganones siempre seremos sus fans.