Emilio Jalil
Cuando uno oye hablar de la escena del Thrash del “Área de la Bahía”, lo primero que viene a la mente desde luego es Metallica, ya de ahí podemos pensar en todas las bandas que fueron surgiendo de las calles de San Francisco y Oakland más o menos entre 1982 y 1989. Las más importantes e influyentes además de Metallica suele considerarse que son Megadeth, Exodus y Testament, pero existió otra camada de bandas que, aunque no alcanzaron el nivel de popularidad de sus contemporáneos, sí definieron el sonido de toda una generación, sacando discos excelentes que ayudaron a forjar la época dorada del Thrash californiano.
Una de estas bandas es Forbidden, quienes surgieron como parte de la segunda generación de Thrash San Franciscano y entre 1988 y 1990 sacaron dos discos de Thrash melódico que bien podrían considerarse como clásicos atemporales del género.
El Forbidden Evil de 1988, resultó uno de los mejores debuts de toda esa época, mezclando la pesadez y furia del Thrash con la exquisitez melódica del Heavy Metal tradicional. En gran parte, lo que separaba a Forbidden del montón, era el impresionante rango vocal de su cantante Russ Anderson, quien sin problemas podía pasar de un gruñido callejero a un grito estratosférico, llegando a notas que nos remitían a titanes del tamaño de Rob Halford y Bruce Dickinson.
Hay que destacar que Robb Flynn, quien después sería miembro fundador de bandas legendarias como Vio-Lence y después Machine Head, fue también de los fundadores de Forbidden, junto con Craig Locicero, quien es el único miembro original que queda en la banda, la cual contó también en sus primeros dos discos con los servicios de Paul Bostaph en la batería, quien cobrara fama mundial al suplir a Dave Lombardo en Slayer en 1993.
El segundo LP de Forbidden, Twisted Into Form es una obra maestra de riffs destructores y ritmos explosivos. Solo basta escuchar los primeros segundos de “Infinte” para sentir como se nos cuartea el cráneo. Bostaph acribilla los tambores con su mítico galope thrashero mientras los riffs de Locicero y el recién llegado Tim Calvert (después miembro de Nevermore) aniquilan todo a su paso. Pero nuevamente es Russ Anderson y su impresionante rango vocal lo que le dan color al disco, las notas que alcanza en canciones como “Tossed Away” y la mencionada “Infinte” lo ponían en un nivel equiparable al de cantantes como Chuck Billy. Twisted Into Form logró destacar en un año sublime en la historia del Thrash, codo con codo con clásicos como el Seasons In The Abyss de Slayer, el Persistence of Time de Anthrax, el Rust in Peace de Megadeth y el Souls of Black de Testament.
Como todos sabemos, los noventas fueron años complicados para el Thrash, cuando muchas bandas cambiaron su estilo para tratar de sobrevivir con los cambios en la escena del metal. Forbidden no fue la excepción y sus siguientes dos discos (Distortion de 1994 y Green de 1997) se inclinaron cada vez más hacía el Groove Metal, quizá inspirados por el éxito de bandas como Pantera y Machine Head. Sin embargo los cambios de personal (especialmente la pérdida de Bostaph) y el mencionado clima musical, provocó que la banda se desintegrara en 1999.
En 2010 la banda (Locicero, Anderson y el bajista Matt Camacho junto con Steve Smyth en la guitarra y Mark Hernandez en la batería) decidió reunirse para sacar un nuevo álbum Omega Wave, el cual fue una grata sorpresa, ya que retomó el sonido más thrashero y agresivo de sus primeros dos discos. Aunque los fans y la crítica lo recibieron bastante bien, finalmente ya habían pasado 20 años de su mejor época y las nuevas generaciones no mostraron demasiado interés, por lo que la banda se volvió a desintegrar en el 2012. Ahora sí, parecía que era todo para Forbidden.
Es así como brincamos a 2023, cuando Locicero y Camacho deciden reformar nuevamente a Forbidden, solo que en esta ocasión no cuentan con Russ Anderson, quien parecía ser irremplazable, pero yo no sé de dónde sacan al relativamente desconocido Norman Skinner en la voz y al ex baterista de Machine Head, Chris Kontos. Esta alineación ha sido toda una revelación, ya que siguen sonando tan potentes como hace 30 años y Skinner tiene el mismo rango y poder vocal de su antecesor, lo cual les ha traído muy buenos comentarios en sus actuaciones en los festivales europeos.
Así es entonces como tendremos por primera vez en la CDMX a Forbidden, una banda para los amantes del Thrash de la vieja escuela, que sabemos la clase de banda que son y que, aunque no han sacado material nuevo en casi 15 años, tienen dos discos clásicos con los que nos llevarán de regreso a la época más gloriosa del Thrash del Área de la Bahía.