Emilio Jalil
Me acuerdo que cuando Converge estaba por salir al escenario en el festival Domination del 2019, un señor, al notar que yo traía una playera de la banda, me preguntó si el grupo tocaba Metalcore. Recuerdo que pasó por mi mente la posibilidad de explicarle la diferencia entre las bandas pioneras del Hardcore Metalizado y lo que años después se fue diluyendo para convertirse en un término casi despectivo. Pensé en hablarle del Jane Doe, el disco que marcó un parteaguas no solo en la carrera de Converge si no también en la historia del Hardcore, de cómo la inclusión de Nate Newton en la guitarra y Ben Koller en la batería elevó a la banda a niveles más allá de cualquier etiqueta. El desdén con el que se refirió al término “Metalcore” me hizo odiar de pronto a las bandas que los últimos veinte años fueron haciéndose más y más genéricas y predecibles, con poses de machines callejeros que de pronto aprendieron a apreciar los chug-chug-chugas del Metal y decidieron incorporarlos a su versión del punk de hueso colorado. Cuando volví en mí, me di cuenta de que el señor seguía ahí, esperando mi respuesta con más curiosidad que impaciencia. Decidí englobar mi respuesta, por su bien, pero más por el mío y me limité a resoplar un “más o menos”. Ya no supe si se quedó a presenciar la actuación de la banda o decidió que seguramente era una banda más del montón Metalcorero. De ser así, cometió un triste error.
Ya Converge había mostrado gran potencial con los tres discos que sacaron en los noventa, pero fue hasta el 2001, ya con diez años en la escena, cuando los bostonianos le dieron al Hardcore un nuevo rostro, el rostro frio, altivo y ultra intenso que ilustra la portada del Jane Doe.
A partir de entonces, Converge se ha dedicado a lanzar discos que van más allá de los subgéneros. Claro, hay elementos del Hardcore y del Metal que nos ayudan a entender la base musical de la que parten, pero la banda, fundada por el bajista Kurt Ballou y el vocalista Jacob Bannon, existe en un género en sí misma.
Es justamente Bannon el alma y corazón del grupo, con su voz desgarradora , sus letras de poesía desesperada y su arte gráfico, que acompaña todos los lanzamientos de Converge, lleno de rostros expresionistas y fantasmales, lo que le da identidad y carácter al grupo.
Sin caer en la trampa de repetirse a sí mismos, Converge han editado 9 LPs (10 si contamos su más reciente colaboración con Chelsea Wolfe, Bloodmoon), además de varios EPs y recopilaciones, todos con diferentes facetas y matices de su sonido, pero con la misma indomable intensidad, es de esas bandas que puedes decir que nunca han sacado un disco cuestionable.
En vivo, la banda es una vorágine de belleza y caos; los emotivos acordes de Newton erosionados bajo el pulsante bajo de Ballou, todo encapsulado por los frenéticos ritmos de Koller, sin omitir los lamentos tortuosos de Jacob Bannon, que vocifera con la convicción de un poeta maldito, forjado al calor de los escenarios llenos de sudor y sangre.
El próximo 20 de abril, Converge se presentan en la CDMX, apenas por segunda ocasión y por primera vez como headliners. Esta será una excelente oportunidad de ver tal vez a la mejor banda de Hardcore Metalizado que existe en la actualidad.